Crisis financiera en Rusia de 1998

La crisis financiera en Rusia (también llamada la "crisis del rublo") golpeó a Rusia el 17 de agosto de 1998. Fue exacerbada por la crisis financiera asiática que empezó en julio de 1997. Dado el declive consiguiente en los precios mundiales de los commodities, los países como Rusia, que dependían fuertemente de la exportación de materias primas, estuvieron entre los más severamente perjudicados (el petróleo, el gas natural, los metales y la madera conformaban más del 80% de las exportaciones rusas, dejando al país vulnerable a las oscilaciones de los precios mundiales. El petróleo era, además, el recurso que mayores ingresos fiscales generaba al gobierno ruso[1]​). La profunda disminución en el precio del petróleo tuvo consecuencias severas para Rusia; sin embargo, la causa primordial de la crisis financiera rusa no fue directamente la caída de los precios del petróleo, sino el resultado de la falta de pago de los impuestos por parte de las industrias energéticas y manufactureras. En el contexto internacional, las consecuencias económicas de esta crisis se denominaron "Efecto Vodka". Esta crisis también se tradujo por una crisis económica que culminó en 1998, que fue marcada por una enorme devaluación del rublo y un defecto sobre la deuda rusa (el GKO particularmente). Esta crisis financiera se produjo en el contexto del comienzo de una desaceleración económica mundial. La inflación anual de 1997 fue del 84 % en Rusia. El presidente Boris Yeltsin despidió al primer ministro Víktor Chernomyrdin el 23 de marzo de 1998 y nombró en su reeplazo al Ministro de Energía Serguéi Kiriyenko. En un esfuerzo por apoyar la moneda y detener la pérdida de capital, Kiriyenko subió las tasas de interés hasta el 150 %. El FMI aprobó un préstamo de emergencia de US$22,6 billones el 13 de julio. A pesar del balón de oxígeno, los pagos de intereses mensuales de Rusia todavía excedieron en mucho sus ingresos de impuestos mensuales. Dándose cuenta de que la situación era insostenible, los inversores continuaron huyendo de Rusia. Semanas después la crisis financiera se reanudó cuando el valor del rublo volvió a bajar. El 17 de agosto, el gobierno de Kiriyenko y el banco central fueron forzados a suspender los pagos de la deuda externa de Rusia durante 90 días, reestructurando la deuda de la nación entera, y devaluando el rublo. El rublo empezó una caída libre, y los rusos buscaron frenéticamente la compra de dólares. La inversión externa se precipitó fuera del país, y la crisis financiera provocó una fuga de capital sin precedentes en Rusia. El 23 de agosto, Yeltsin despidió a Kiriyenko y declaró su intención de volver a poner a Chernomyrdin en el cargo, pero la asamblea legislativa no dio su aprobación. Después de que la Duma Estatal rechazara la candidatura de Chernomyrdin por segunda vez, Yeltsin, con su poder claramente menguado, retrocedió. En su lugar, nombró Ministro de Exterior a Yevgueni Primakov, que fue aprobado de manera abrumadora por la Duma el 11 de septiembre. Este nombramiento devolvió la estabilidad política, porque se lo vio como un candidato comprometido capaz de arreglar las diferencias entre los grupos enfrentados en Rusia. Primakov prometió hacer que el pago de salarios y pensiones atrasados fuera la primera prioridad de su gobierno, e invitó a los miembros de las diferentes facciones parlamentarias a su Gabinete. Los comunistas y los sindicalistas protagonizaron una huelga a nivel nacional el 7 de octubre y pidieron la dimisión de Yeltsin. El 9 de octubre, Rusia, que también estaba sufriendo una mala cosecha, apeló a la ayuda humanitaria internacional, incluyendo alimentos. Sin embargo, el país se recuperó del hundimiento financiero del 98 con sorprendente velocidad. La recuperación se debió en gran parte a la rápida subida en 1999–2000 de los precios mundiales del petróleo. Otro motivo fue que las industrias domésticas salieron beneficiadas de la devaluación, lo que causó un fuerte incremento en los precios de bienes importados. Además, puesto que la economía rusa operaba en gran medida mediante trueque y otros medios de intercambio no monetarios, el colapso financiero no tuvo un impacto tan grande en muchos productores como podría haber tenido en una economía dependiente del sistema bancario. Finalmente, la economía fue ayudada por una inyección de efectivo; como las empresas podían pagar sus deudas con sueldos y tasas en negro, esto permitió que la demanda de bienes de consumo y servicios de la industria de Rusia creciera. Por primera vez en muchos años, el desempleo en 2000 bajó debido a que las empresas contrataban trabajadores. No obstante, el equilibrio político y social ha permanecido en una posición delicada hasta nuestros días. La economía sigue siendo susceptible de bajar si, por ejemplo, los precios mundiales del petróleo sufren una caída dramática.


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